El modelo de educación universitaria totalmente virtual en el pregrado ha sido descartado en el Perú. La semana pasada, un comunicado emitido por la Superintendencia Nacional de Educación (Sunedu) confirmó esta medida en todas las universidades, tanto públicas como privadas. La disposición entrará en vigor a partir del ciclo académico de 2024 y ha generado no solo debates entre las instituciones educativas, sino también preocupación entre un considerable número de estudiantes que optaron por esta modalidad debido a la pandemia.
Los cambios en la modalidad de enseñanza superior comenzaron a gestarse desde finales de 2023, cuando se emitieron dos resoluciones. La primera, la Resolución del Consejo Directivo 033-2023-SUNEDU/CD, del 29 de noviembre, estableció que los programas de pregrado a distancia o no presenciales debían tener un máximo del 80% de créditos, con un 20% de presencialidad. Esto implicaba que los estudiantes debían regresar al campus, a pesar de haber optado por la modalidad virtual desde 2020. La segunda resolución, la Resolución del Consejo Directivo 138-2022-Sunedu/CD, del 14 de diciembre, eliminó la excepción que permitía a las instituciones ofrecer programas exclusivamente a distancia para personas mayores de 24 años.
La más reciente decisión de la Sunedu, publicada el 26 de febrero de este año bajo la Resolución del Consejo Directivo 00006-2024-Sunedu-CD, prohíbe a todas las universidades del país ofrecer programas de pregrado completamente virtuales a partir del año académico de 2024. Es importante destacar que esta prohibición se aplica únicamente al pregrado, ya que a nivel de posgrado (maestrías, doctorados o especializaciones) la modalidad virtual sigue siendo permitida.
«La virtualidad no ha desaparecido», según la Sunedu
Carlos Mesía, Jefe de Asesoría Jurídica de la Sunedu, aclaró que el organismo no ha eliminado la modalidad virtual en las universidades, sino que ha establecido un componente de presencialidad del 20% junto con un 80% de virtualidad. Mesía explicó que esta medida busca mantener la calidad del aprendizaje, asegurando que los estudiantes tengan acceso a una formación presencial que fomente habilidades prácticas, trabajo en equipo e interacción directa con profesores y compañeros.
Respuestas de las universidades
Ante la prohibición de ofrecer programas de pregrado 100% virtuales, algunas universidades privadas expresaron su desacuerdo con la medida pero se comprometieron a cumplirla. Sin embargo, la mayoría coincidió en que esta disposición genera confusión y preocupación entre la comunidad educativa.
La Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) calificó la medida de contradictoria e irregular, recordando que la misma Sunedu había autorizado previamente la modalidad 100% virtual. La UPC expresó su intención de buscar revertir esta decisión, considerando que limita el acceso a una educación de calidad.
Enrique Castañeda, rector de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), criticó la medida de la Sunedu, argumentando que la modalidad virtual ha demostrado ser útil para mejorar los niveles educativos. Castañeda señaló que esta decisión afecta especialmente a poblaciones como los hablantes de quechua y aymara, que se benefician de la educación semipresencial y virtual. Además, advirtió que esta medida pone en desventaja al sistema universitario peruano frente a otros países.
La Universidad Privada del Norte (UPN) anunció su compromiso de cumplir con la normativa, pero expresó su rechazo y preocupación, argumentando que limita la democratización y el acceso a una educación de calidad para muchos jóvenes peruanos.
La Universidad Continental criticó la medida, considerándola ilegal y señalando que va en contra de la tendencia internacional hacia una educación más accesible y flexible. La institución resaltó la importancia de ofrecer opciones virtuales para personas que trabajan o viven en áreas remotas.
Estas reacciones muestran el debate en curso entre las universidades y la Sunedu sobre el futuro de la educación universitaria en el Perú, destacando la importancia de encontrar un equilibrio entre la calidad del aprendizaje y la accesibilidad para todos los estudiantes.
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